viernes, 13 de agosto de 2010

Tú. Responsable de la humedad de mi cobija las noches en que tu presencia se hace más urgente. Tú. Burdo caminante que entró a mi vida fruto del azar que muchos se empeñan en decir que existe. Tú. Idota que me haces reír con idioteces. Tú. Que en base a regaños, a veces paternales, buscas hacerme mejor. Tú. Que te haces mejor cuando estamos juntos. Tú. Que conoces mis más macabros secretos y aun así estás. Tú. Perfecto paciente adicto al reloj y a la música que odio. Tú. Que no eres capaz de decirlo pero incapaz de no demostrármelo cada día. Tú. Que aun no logras que yo venza el miedo a reconocer que esto es real. Tú. Que al igual que yo, no juzgas el pasado. Tú. Que has secado mis lágrimas y celebrado mis alegrías. Tú. Que sin serlo eres más que todos. Tú. Que aun sigues del otro lado de la puerta. Tú. Valiente que osa enseñarme a conducir. Tú. Que ruegas por verme cocinar. Tú. Que has sido mis ojos, mis manos. Tú. Tan predecible que me enloqueces porque siempre sé lo que harás, hasta cuando me sorprendes. Tan efímero y perenne. Tan eternamente amigo. Tan abiertamente distinguido. Tan cerca cuando ya te has ido. Tan presencialmente ausente. Tú. Tan sustancialmente yo. Tan auténticamente tú.

1 comentario:

Mabel dijo...

Hola.
Me encanta tu estilo es profundo y poetico, al mismo tiempo sincero y transparente.
Ojala sigas viendo mi blog, yo no dejare de visitar el tuyo.