viernes, 9 de mayo de 2008

Debajo de la sábana

Quema mis ansias,
enciende mi cuerpo,
calcina mis labios con tu pasión.
Enrédame el pelo,
ennúdame los dedos,
haz que estalle en gritos de excitación.
Invade mis entrañas,
humedéceme la piel,
bebamos sorbo a sorbo
el fruto del placer.
Que mis gritos ensordezcan,
los espejos estremezcan
y nuestro lecho pida tregua:
'un minuto, por favor'.
Pero la mente ahora no habla
son nuestros cuerpos los que mandan.
Lo lógico pierde sentido,
lo prohibido recobra brillo,
la ropa pesa, cuando solo somos dos.
No quiero saber quien eres,
quien fuiste, ni quien serás.
Lo realmente valedero
es que en este lujurioso juego
dejaremos fuera complejos,
aceptaremos como compañeros
un buen vino y rock n' roll
y que en un solo de guitarra,
en un segundo muera y nazca,
y que el sol nunca salga,
y que esta noche sea eterna,
y solo iluminen las estrellas,
y solo hable nuestra piel
que el deleite sea la ley...

Cartas para no ser enviadas (I)

Hola,
no sé si llegues a leer esto alguna vez; la verdad, no tengo la más mínima esperanza de que pasará. Pero sí creo que estas palabras de alguna manera volarán y se posarán en tu corazón, algún día, para que estés consciente de lo que ahora siento.

¿Por qué? Dime. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo dijiste? Confié en tí, te creí mi amigo. Tenía la estúpida idea de que podía contar contigo SIEMPRE, que me podía apoyar en tu hombro como tantas veces lo hice. Y justo cuando estuve más hundida en el fondo, me soltaste y caí más debajo aun, al vacío más profundo sin tener sostén que amortiguara mi caída.

No sé cuales son tus razones, no sé si es rencor. Hasta donde te conozco no eres ese tipo de persona. Pero es un hecho que las personas cambian, no sabía que cambiarías así. No conmigo. Rayos! no conmigo, al menos no ahora.

De todo corazón te deseo lo mejor de este mundo, que seas feliz eternamente, y que nunca te hagan lo que estás haciéndome, y que nunca sientas lo que hoy estoy sintiendo. Te perdono. Me tomo el atrevimiento de otorgártelo sin que lo solicites. Sin rencores.

Por tu salud emocional procura nunca necesitarme, porque iré a tu auxilio, te daré apoyo. Y ahí sabrás que no todos somos como tú. Es mi otra mejilla. Mi puñito bombeador de líquido rojo vale muchooo para llenarlo de rencores, resentimientos, odio, orgullo. Esto que hiciste no es más que una lección para aprender a saber reconocer a los amigos de los vampiros, saber en quien confiar y a saber querer sin desprenderme de mi felicidad.

Feliz Vida!
Merlyn A.