viernes, 13 de agosto de 2010

Perderte.


Perderte es tan fácil
porque nunca me has pertenecido.

Ese sentido de propiedad que jode tanto
es el culpable de tantos finales sin tan siquiera haber inicios.
Saberte mío aun cuando no te siento,
es pintar el sol de azul.
Eres mío cuando te tengo.
En mi lecho, en mis pensamientos,
cuando nos encontramos en un sueño,
cuando te escucho, cuando te hablo,
cuando te veo, cuando me miras,
cuando te siento, cuando me besas,
cuando cantamos, cuando callamos,
cuando el silencio inunda tu cama…
tantas veces nuestra.

Cuando me ves dormir, cuando te despierto,
cuando cocinas, cuando mal-manejo,
cuando alimento a tu perro, cuando no hay fobia,
cuando vuelvo a encontrar las ganas de escribir,
cuando sonrío.

Eres tan mío, que no tienes que serlo,
simplemente lo eres.

No hay comentarios.: