martes, 19 de agosto de 2014

De juventudes (mi punto de vista)



Oye lo que te voy decir. Mi primera experiencia organizativa fuera de la escuela, fue en un grupo juvenil a través de una red de teatro barrial, con un alta contenido social y político en los socio-dramas que presentábamos en esquinas, placetas, escuelas, clubes y blah blah blah. Era lo mejor!! Pues no había más nada que hacer. El internet no se había masificado, y antes del teatro, nuestra libertad llegaba al borde de la acera: dar vueltas a la manzana = no cruzar las calles. El teatro, por ende, daba una dimensión más grande de nuestra limitada y cuadrada versión de la libertad en Villa Juana.

15 años después nuestros jóvenes no conocen la palabra limite, el mundo virtual transgrede el ya diminuto espacio material controlado por papá y mamá, o papá, o mamá, o abuela, o abuelo, o tíxs, o madrina, o padrino, o cualquier persona que asuma la crianza de lxs jóvenes.

No hay aburrimiento suficiente para que nuestrxs jóvenes se sientan llamados, como yo hace 15 años, a las mieles del teatro popular, de manera masiva y exitosa.

¿Por qué?

Somos juventudes distintas.

Aun estemos ambos grupos entre los rangos etarios de ley o de sentido común para ser considerados jóvenes, no podemos obviar el hecho de que cada grupo fue forjado en códigos de valores distintos, en condiciones socio-económicas, políticas y culturas diversas y distintas que dieron como producto distintos tipos de generaciones de jóvenes. Jóvenes todos, pero todos distintos, ¡y qué bueno!

Y así como distintos somos, hay algo que nos acerca y hace que una y otra juventud sean parecidas es ese amor feroz a la libertad y esa vocación temporal para el cambio.

Conocemos hasta el cansancio que las principales transformaciones que han sufrido las sociedades a lo largo de la historia, han tenido un alto contenido juvenil; y que entre las principales motivaciones que les ha llevado a emprender esas hazañas, y llamándolasestómago corazón, están la Paz, La Libertad y el Amor.
por los nombres que querramos: pan y paz, democracia, solidaridad y todas las palabras lindas que nos salen del fondo de nuestro

Sí, llámenme hippie e invítenme a Uruguay a fumar con Mujica...

Mi punto no era ese (aunque acepto la invitación)... El asunto es que (y esto va para quienes trabajan con jóvenes y tal vez no han alcanzado el nivel de locura y amor a lo que hago, que hoy ostento):


  1. No se puede organizar a los jóvenes en función a los mismos intereses que hace 15 años.
  2. Los jóvenes no son jóvenes por la edad, lo son por la condición de búsqueda del 'qué soy' y 'para qué existo' que va desde la adolescencia hasta que agotamos todos los recursos para seguir siendo mantenidos o seguir bajo el techo de quien nos cría (mamá, papá, bla bla bla).
  3. No estamos en los fokin 60 y 70, en que las ideologías en sí mismas movilizaban hasta al más vago de la raza humana.
  4. Los jóvenes no se organizan bajo un juramento, ni anclan su individualidad a unos símbolos y valores frívolos, eternos, totalmente desconectados a su realidad.
  5. Los jóvenes de hoy no se aferran a la continuidad de ser parte de algo por un tiempo extenso e indefinido en el tiempo.
  6. Los jóvenes de hoy hacen empatía con circunstancias que captan su interés en un espacio y tiempo que no lo determinamos ni tú ni yo, sino ellxs y el ritmo que se tome partiendo de ese hecho.
  7. Se capta la atención de los jóvenes en base a intereses, ideas concretas, acciones que garanticen beneficios individuales o colectivos.
  8. La cuestión hoy no es tener una gran membresía de miembros PARA QUEEEEEEEEE??. El reto hoy es lograr altos niveles de compromiso con acciones concretas. Llamar la atención de ellos pero con ellos, y elaborar juntos la idea del tipo de sociedad por el que cada uno estamos dispuestxs a trabajar.

Tal vez mis palabras salen del deseo profundo y pendiente de ver un movimiento juvenil activo, temerario, que cause urticaria a este podrido sistema. Y nos sobra buena voluntad, que nunca jamás será suficiente si no cambiamos nuestros métodos.

Este espacio, es mi trinchera desde la cual nuevamente vuelvo a lanzar mi voz... No para que me escuchen, sino para que cada uno, a su manera, levante la suya, y logremos la Libertad, Paz y Amor que hippiemente hablando, merece el mundo.