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Volví a escribir para seguir deshojando madrugadas
e hilvanarlas en el libro de pasados.
Madrugadas trasnochadas de recuerdos,
y recuerdos marchitos del olvido.
Palabras como sogas,
atando sentimientos para que no mueran;
como un crepúsculo eterno,
bloqueando la llegada de la luna.
Volví a escribir los sueños,
que mi día a día y mi noche a noche,
con efecto humano
(por no decir imperfecto),
me aparta con hechos cada vez de ellos.
Volví a escribir para eternizar amores efímeros,
para sanar heridas con palabras,
secar las lágrimas de mi almohada.
Volví a escribir para no olvidarme,
para burlar al tiempo
y a la muerte.
Volví a escribir para encontrarme
con las partes del YO que habían muerto,
asirlas a mí con fuerza
hasta que el viento las desaparezca.