Me pierdo en la subversión de mi ser,
despojandome de cuanta pretensión nuble
mi muerte,
siempre presente,
siempre incomprendida.
A veces escondida en el filo de una lámina,
o en el borde de un puente...
o en un verso,
en un inesperado final,
en un apresurado adiós, en una aun verde soledad.
Me busco tantas veces fuera,
y pierdo la noción del tiempo.
Busco en tantas partes.
Siempre fuera,
nunca dentro.
Cuando lo hago dentro
me distraigo en cosas sin sentido.
En el latir del corazón,
en el líquido que éste purifica.
Puras pamplinas!!
Pierdo perspectiva, energías...
Y justo ahí,
en la cúspide del precipio...
Caigo al cielo más hondo,
y vuelo en las profundidades de mi YO
donde el fango no me deja ver
más allá que a mi misma.
Sin forma de escapar,
de escabullirme,
quedo expuesta ante la más oscura luz
el más vil auditorio que ser humano alguno nunca tendrá: YO
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